martes, 21 de junio de 2016

LOS HISTORIMÁGICOS -- La aventura de la historia



 

El enigma de las ciudades mayas
(...)
De pronto, Ana y Maite se vieron en una choza de barro y con techo de palmas, rodeadas de mujeres y niñas que vestían blancas túnicas de algodón. El idioma era extraño, ¡pero más extraño era que ellas lo entendían!
Las mujeres hablaban, mientras molían maíz sobre unas piedras. Al parecer había escasez de alimentos y temían que tuvieran que abandonar la aldea. Según decían, esto había pasado otras veces. Ahora la tierra estaba agotada y la quema de malezas no había dado resultado. Ni siquiera el lodo traído por los hombres del pantano logró hacerle dar fruto.
Santiago y Luna, por su parte, pasaron a un escenario impresionante: miles de personas se agolpaban frente a un templo tan alto como un edificio de veinte pisos.
Hombres finamente vestidos –seguramente nobles y sacerdotes- lo rodeaban. Cuatro de estos personajes, con el cuerpo pintado de azul, túnicas blancas y grandes tocados de plumas en la cabeza, comenzaron a subir la empinada escalinata del templo. Detrás de ellos, varios jóvenes llevaban bandejas con flores y alimentos para ofrecer a las divinidades.
La multitud acompañaba este ascenso con canciones, al son de los tambores y del ronco sonido de las caracolas. Luna se arrimó a Santiago, temblando. En una lengua que nunca había oído, a pesar de que podía entenderla, Santi escuchó que aquellos sacerdotes magos habían predicho una catástrofe. En su continua observación de los cielos, anunciaban un terremoto. La gente estaba aterrorizada, pues conocía la furia de la tierra cuando arrasaba pueblos y ciudades. Por eso, después de ofrecer los manjares en el altar, los sacerdotes arrojarían niños al pozo sagrado, para calmar la cólera de los dioses. Santiago miró sus finas sandalias de cuero de venado. ¡Por suerte estaba entre los privilegiados y no lo elegirían para el sacrificio!
Los últimos en obedecer las instrucciones de Gaspar fueron Mateo y su hermana. Cuando terminaron su travesía por el libro, se encontraron en medio de un griterío infernal. Pronto advirtieron que estaban en una ciudad tomada por el enemigo. Frente a ellos, una mujer y varios niños parecían despedir a un hombre cuya apariencia les impresionó. Tenía el rostro pintado de rojo y negro y llevaba puesto un chaleco de algodón y plumas para protegerse. La mujer le ofreció una vasija con un líquido marrón: Mateo e Isabel reconocieron el exquisito aroma del chocolate. El guerrero besó a su esposa y acarició a sus hijos. Luego tomó un enorme caparazón de tortuga a modo de escudo y ciñó el cuchillo de obsidiana a la faja de su corta túnica. Estaba acostumbrado a la guerra, sin embargo, su rostro reflejaba miedo. Según dijo, un escorpión le había anunciado la desolación y la muerte. El pueblo había perdido la confianza en sus jefes.
Santi y sus amigos empezaron a sentir un olor penetrante. Una especie de vaho irrespirable sorprendió a cada uno en el lugar que estaba. Por los chillidos de los monos y el vuelo de los tucanes, presintieron la proximidad a la jungla. Ramas y malezas comenzaron a crecer en las paredes de los templos y a entrar en chozas y palacios. La gente habpia desaparecido y la selva iba cubriendo todo. Trataron de escapar, pero era difícil abrirse camino en medio de aquella espesura. La oscuridad les pareció interminable. Por fin, alcanzaron a ver una débil lumbre: ¿era la lámpara de Gaspar? ¡Sí! Habían vuelto al presente. (...)

ACTIVIDAD
TRABAJO GRUPAL Formar tres equipos. Cada uno estará a cargo de explicar y fundamentar de acuerdo a la información del cuento, una de las tesis sobre la desaparición de las ciudades-estado maya.
Busquen en la xo más información para ampliar cada caso – agricultura maya / guerras entre ciudades/catástrofe natural.
 

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