martes, 22 de agosto de 2017

comenzamos los primeros talleres de TEATRO con la profesora Fernanda

ALGUNAS DE LAS OBRAS


La ratita presumida
Autor de esta adaptación: José Luis Garcí­a
(Escenografí­a: se ve la casa de la ratita presumida, desde fuera. Debe tener unos pequeños escalones).
(Entra la Ratita Presumida vestida con un sencillo delantal, trae una escoba y con ella se pone a barrer delante de su casa).
RATITA.-
(Deja de barrer, mientras mira a un punto en el suelo).
-¿Qué es esto que brilla?
(Se agacha y lo coge).
-¡Es una moneda de oro!
(Mira a un lado y otro).
A alguien se le cayó, pero en este momento sola estoy yo.
(Y sin media palabra más, se guarda la moneda en su delantal).
(Sigue barriendo, como si nada hubiera pasado).
RATITA.-
Si en un rato no aparece nadie para reclamarla, me compraré algo con esta moneda de oro.
(Sigue barriendo. Cada vez que habla, deja de barrer; y cuando guarda silencio, barre).
RATITA.-
Parece que no viene nadie. -¿Y qué podré comprarme con la moneda? -¡Ya lo sé!, unos caramelos. No, no; las chuches producen caries y no quiero estropear mis bonitos y blancos dientes.
(Barre).
-¡Ya lo sé! Unas buenas agujas con las que coser y dejar bonito mi delantal. No, no; me podrí­a pinchar con una de las agujas.
(Barre).
-¡Ya lo sé!, me compraré una rebeca nueva. El otro dí­a vi una preciosa en la tienda que está en la plaza. -¡Eso haré!
(Y ni corta ni perezosa, deja su escoba apoyada en los escalones de su casa y sale de escena).
(Al poco rato, entra el Gallo).
GALLO.-
-¡Qué mala suerte!, hoy no está la Ratita Presumida barriendo delante de su casa. -¡Cachis!, da igual, daré un paseo y volveré dentro de un rato.
(Sale el Gallo).
(Entra un Cerdo).
CERDO.-
Por las bellotas de mi tí­o Abelardo, no está hoy la Ratita… -¡Bellotas podridas! Iré a comer algo y pasaré a ver si la veo.
(Sale el Cerdo).
(Entra la Ratita Presumida, lleva puesta su nueva rebeca; se la ve muy guapa).
(Enseguida entra el Gallo).
GALLO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gallo.
GALLO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
GALLO.-
Cuando llega la medianoche, grito a pleno pulmón: -¡kikiriki!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
GALLO.-
Pues te pierdes a un tipo bien guapo como yo.
(Sale el Gallo todo digno).
RATITA.-
-¡Menudo tonto!, -¿a quién se le ocurre ponerse a gritar a medianoche?
(Entra el Cerdo).
CERDO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Cerdo.
CERDO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
CERDO.-
Todas las noches, antes de acostarme, me paseo por toda la casa, gritando por si hay ladrones: -¡oink, oink!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
CERDO.-
Vaya con la presumida. Que sepas que hay unas cuantas cerdas que estarán encantadas de casarse conmigo.
(Sale el Cerdo).
RATITA.-
-¿A qué cochino se le ocurre pasearse por la casa gritando “oink, oink”?
(Entra un Perro).
PERRO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Perro.
PERRO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
PERRO.-
En cuanto llega la noche, me encanta ladrar, para desear las buenas noches a todo el vecindario. -¡Guau, guau!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
PERRO.-
No hay problema, Ratita; que en otro lugar querrán mis ladridos.
(Sale el Perro).
RATITA.-
-¡Qué vida de perros iba a llevar si me casaba con él!
(Entra un Ratón).
RATÓN.-
Ratita presumida, que guapa estás hoy.
RATITA.-
Vete de aquí­, que no me casaré contigo, que eres más pobre que las ratas.
RATÓN.-
Pero si yo vení­a a avisarte que…
RATITA.-
Vete de aquí­, que no comes sino del queso más barato.
RATÓN.-
Sólo vení­a a avisarte que se acercaba un…
RATITA.-
No me interesan tus avisos de pobre.
RATÓN.-
Vale, vale. -¡Vaya, si parece que las rebecas nuevas la ponen de mal humor!
(Sale el Ratón).
RATITA.-
Dicen mis amigas que es el mejor ratón del barrio… Si al menos tuviese un descapotable, o una casita en la playa… Menudo pobretón.
(Entra un Gato).
GATO.-
Ratita presumida, qué hermosa y elegante estás.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gato.
GALLO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
GALLO.-
Maullar suavemente y cantarte las más hermosas canciones. Y después, dormir y callar.
RATITA.-
Pues contigo, señor gato, me voy a casar.
GATO.-
Entremos en tu casa y hablemos de los planes para la boda, que todo tiene que estar muy bien preparado, para que nada falle.
RATITA.-
Veo que piensas en todo, señor Gato.
GATO.-
No lo sabes tu bien, ratita. Entremos en la casa, querida mí­a.
(Entran ambos en la casa).
RATÓN.-
(Que asoma por un rincón).
Esto no me gusta ni un pelo de gato.
(Sale).
GATO.-
(En off).
Ven aquí­, rata tontorrona. Empecemos por el banquete de bodas… -¿Dónde te has escondido?
(La Ratita sale por la puerta de su casa).
RATITA.-
Socorro, socorro; el gato me quiere comer.
RATÓN.-
Ven aquí­ y escóndete.
(La Ratita se acerca hasta el lugar en el que está el Ratón).
RATÓN.-
Escóndete aquí­ y llama con todas tus fuerzas al gato.
(La Ratita se esconde cerca del Ratón).
RATITA.-
(En off).
-¡Señor Gato!, -¡dese prisa!, -¡que llegamos tarde al banquete!
(El Gato asoma desde la puerta de la casa. El Ratón se esconde también).
GATO.-
Será tontorrona, que aún no se ha dado cuenta de que el banquete es ella.
RATITA.-
(En off).
-¡Señor Gato!, -¡dese prisa!
(El Gato se acerca hasta el lugar en el que se esconden los otros dos).
GATO.-
-¿Dónde te escondes, preciosa mí­a?
(En ese momento, una red sale desde abajo y atrapa al Gato, que intenta escaparse, sin conseguirlo).
GATO.-
Querida Ratita, suéltame de aquí­, si no, no podremos casarnos.
RATITA.-
Con usted señor Gato, no me casaré.
RATÓN.-
Vine a avisarte de que llegaba el gato, pero no me hiciste ni caso.
RATITA.-
Es usted muy valiente, señor Ratón.
RATÓN.-
En la vida hay que ser valiente, si no quieres que te coman los gatos.
RATITA.-
-¿Y no querrí­a usted casarse conmigo?
RATÓN.-
-¿No se supone que tendrí­a que pedirlo yo?
RATITA.-
-¿No dices que hay que ser valiente?
RATÓN.-
Contigo me casaré, Ratita querida… Adiós, señor Gato; ya avisaremos al señor Perro que usted lo está esperando por aquí­.
(Salen la Ratita y el Ratón).
GATO.-
-¡Sardinas podridas!, espero que ese perro esté durmiendo la siesta.
(Escuchamos unos ladridos).
-¡Sardinas!, -¡está despierto!
(Entra el Perro).
PERRO.-
-¡Guau!, te buscaba amigo gato.
GATO.-
Me verás, pero no me cogerás.
(El Gato sale del lugar).
PERRO.-
Te cogeré, ya lo verás.
(Sale en pos del Gato).
(Al rato vuelven a hacer su aparición, el Gato gritando y el Perro ladrando. Entran y salen).
(Entra el Gallo).
GALLO.-
-¡Kikiriki!, esta historia termina aquí­. La Ratita y el Ratón se dieron un beso y fueron felices comiendo queso. Y todos fueron felices…
(Entra el Gato, aún con la red).
GATO.-
-¿Pero qué dices?, yo no soy feliz.
(Sale el Gato. Se escuchan ladridos).
GALLO.-
Es verdad, todos fueron felices, menos el Gato, al que durante un tiempo, tocaron las narices.
-¡Kikiriki!, -¡que ya me fui!
(Sale el Gallo).
Fin




El problema del rey










ESCENA 1

(Salón del trono. Está el REY junto a TOMÁS)
REY: No entiendo porque Manolita no quiso bailar el minué conmigo durante la celebración del solsticio de invierno.
TOMÁS: Sin duda vuestra regia presencia la impresiona tanto que no se atreve a acercarse a vos.
REY: No, no es eso. Siento que me rehuye, y no solo ella: mis súbditos salen corriendo de la cámara cubriendo su nariz cuando llego.
TOMÁS: Vos merecéis algo mas que un par de súbditos cobardes y una mujer que no lo ama.
REY: Siempre he querido casarme con Manolita y un rey debería poder casarse con quién quisiera
TOMÁS: Hasta un rey debe asumir el desdén de una mujer. Sin duda lady Mercedes será una esposa y una reina más adecuada para vos.
REY: ¡No os tolero que me habléis con ese tono, súbdito!
TOMÁS: (A parte) Si le digo que Manolita no quiere casarse con él por ese apestoso olor que le acompaña por no lavarse nunca seguro que se siente humillado y hace clavar mi cabeza en una pica.
REY: Iré a ver al sabio Faisal para que me de un filtro de amor con el que Manolita caiga rendida a mis regios brazos.
rey

ESCENA 2

(Dependencias de Faisal. (FAISAL y EL REY)
REY: Sabio Faisal, como ya sabréis, hace semanas que pretendo el amor de la joven Manolita, pero ella siempre me rehuye y no quiere bailar el minué conmigo.
FAISAL: Entiendo lo triste de vuestra situación, majestad…
REY: Vengo a que me deis un filtro de amor con el que cautivar el corazón de la joven Manolita.
FAISAL: Mucho me temo que no podré ayudaros en esta empresa, majestad… No dispongo de ninguna pócima capaz de crear un amor tan fuerte como para pasar por alto vuestro… (se
detiene en seco)
REY: ¿Mi qué, sabio?
FAISAL: Vuestro digno porte, majestad… Tenéis una presencia tan regia que todas las muchachas del reino se sienten intimidadas.
REY: Entonces, ¿qué remedio proponéis?
FAISAL: Un momento, majestad….
(FAISAL se pone a rebuscar entre sus estanterías repletas de frascos con líquidos resplandecientes. Tras tomar dos frascos, se los tiende al rey)
REY: ¿Qué es esto?
FAISAL: Es una pócima mágica, procedente de los hombres antiguos, alteza…. Su nombre es, Agua y Jabón… Esto es el Agua… y esto el Jabón.
REY: Si es una fórmula de los hombres antiguos, no me cabe duda que surtirá un efecto óptimo y lograré al fin mis regios propósitos.
FAISAL: Debéis recordar aplicarlo en vuestro regio cuerpo cada noche, haya luna llena o luna nueva… Es importante que seas constante en su uso, cuando se os acabe, venid a por más.
REY: Gracias, mi leal sabio… Haré que recibáis un regalo como señal de recompensa.
FAISAL: Majestad, me honráis con vuestra generosidad…

ESCENA 3

(Salón de baile del rey. MANOLITA y EL REY)
EL REY: Lady Manolita, os suplico una vez más que esta noche bailéis el minué conmigo
(MANOLITA se siente extrañada ante el buen olor del monarca.)
MANOLITA: Veo que os habéis librado de ese desagradable olor…
EL REY: Sin duda mis enemigos me lanzaron un maleficio para que mis súbditos me rehuyeran, pero el sabio Faisal me ha dado una fórmula ancestral, a base de agua y jabón, para librarme del maleficio. He aplicado esas sustancias en mi cuerpo y ahora soy libre de la maldición.
MANOLITA: Eso me llena de alegría, mi joven rey. Con gusto bailaré el minué con vos esta noche y todas las noches de mi vida como vuestra esposa y reina.
EL REY: Vuestra decisión ha llenado de dicha mi corazón. Bendita la hora que en que apliqué la ancestral fórmula de agua y jabón sobre mi cuerpo.
(Aparece el sabio FAISAL y se dirige al público)
FAISAL: Y vosotros no debéis descuidar vuestra higiene personal recurriendo al agua y al jabón cada día. Aunque la verdadera belleza se encuentra en el interior, como ocurre con este bondadoso rey, es importante tener un cuerpo limpio, ir peinados, arreglados y perfumados para causar buena impresión.