martes, 22 de agosto de 2017

comenzamos los primeros talleres de TEATRO con la profesora Fernanda

ALGUNAS DE LAS OBRAS


La ratita presumida
Autor de esta adaptación: José Luis Garcí­a
(Escenografí­a: se ve la casa de la ratita presumida, desde fuera. Debe tener unos pequeños escalones).
(Entra la Ratita Presumida vestida con un sencillo delantal, trae una escoba y con ella se pone a barrer delante de su casa).
RATITA.-
(Deja de barrer, mientras mira a un punto en el suelo).
-¿Qué es esto que brilla?
(Se agacha y lo coge).
-¡Es una moneda de oro!
(Mira a un lado y otro).
A alguien se le cayó, pero en este momento sola estoy yo.
(Y sin media palabra más, se guarda la moneda en su delantal).
(Sigue barriendo, como si nada hubiera pasado).
RATITA.-
Si en un rato no aparece nadie para reclamarla, me compraré algo con esta moneda de oro.
(Sigue barriendo. Cada vez que habla, deja de barrer; y cuando guarda silencio, barre).
RATITA.-
Parece que no viene nadie. -¿Y qué podré comprarme con la moneda? -¡Ya lo sé!, unos caramelos. No, no; las chuches producen caries y no quiero estropear mis bonitos y blancos dientes.
(Barre).
-¡Ya lo sé! Unas buenas agujas con las que coser y dejar bonito mi delantal. No, no; me podrí­a pinchar con una de las agujas.
(Barre).
-¡Ya lo sé!, me compraré una rebeca nueva. El otro dí­a vi una preciosa en la tienda que está en la plaza. -¡Eso haré!
(Y ni corta ni perezosa, deja su escoba apoyada en los escalones de su casa y sale de escena).
(Al poco rato, entra el Gallo).
GALLO.-
-¡Qué mala suerte!, hoy no está la Ratita Presumida barriendo delante de su casa. -¡Cachis!, da igual, daré un paseo y volveré dentro de un rato.
(Sale el Gallo).
(Entra un Cerdo).
CERDO.-
Por las bellotas de mi tí­o Abelardo, no está hoy la Ratita… -¡Bellotas podridas! Iré a comer algo y pasaré a ver si la veo.
(Sale el Cerdo).
(Entra la Ratita Presumida, lleva puesta su nueva rebeca; se la ve muy guapa).
(Enseguida entra el Gallo).
GALLO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gallo.
GALLO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
GALLO.-
Cuando llega la medianoche, grito a pleno pulmón: -¡kikiriki!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
GALLO.-
Pues te pierdes a un tipo bien guapo como yo.
(Sale el Gallo todo digno).
RATITA.-
-¡Menudo tonto!, -¿a quién se le ocurre ponerse a gritar a medianoche?
(Entra el Cerdo).
CERDO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Cerdo.
CERDO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
CERDO.-
Todas las noches, antes de acostarme, me paseo por toda la casa, gritando por si hay ladrones: -¡oink, oink!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
CERDO.-
Vaya con la presumida. Que sepas que hay unas cuantas cerdas que estarán encantadas de casarse conmigo.
(Sale el Cerdo).
RATITA.-
-¿A qué cochino se le ocurre pasearse por la casa gritando “oink, oink”?
(Entra un Perro).
PERRO.-
Ratita presumida, qué guapa estás hoy.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Perro.
PERRO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
PERRO.-
En cuanto llega la noche, me encanta ladrar, para desear las buenas noches a todo el vecindario. -¡Guau, guau!
RATITA.-
No. No me casaré contigo, que por las noches me asustarás.
PERRO.-
No hay problema, Ratita; que en otro lugar querrán mis ladridos.
(Sale el Perro).
RATITA.-
-¡Qué vida de perros iba a llevar si me casaba con él!
(Entra un Ratón).
RATÓN.-
Ratita presumida, que guapa estás hoy.
RATITA.-
Vete de aquí­, que no me casaré contigo, que eres más pobre que las ratas.
RATÓN.-
Pero si yo vení­a a avisarte que…
RATITA.-
Vete de aquí­, que no comes sino del queso más barato.
RATÓN.-
Sólo vení­a a avisarte que se acercaba un…
RATITA.-
No me interesan tus avisos de pobre.
RATÓN.-
Vale, vale. -¡Vaya, si parece que las rebecas nuevas la ponen de mal humor!
(Sale el Ratón).
RATITA.-
Dicen mis amigas que es el mejor ratón del barrio… Si al menos tuviese un descapotable, o una casita en la playa… Menudo pobretón.
(Entra un Gato).
GATO.-
Ratita presumida, qué hermosa y elegante estás.
RATITA.-
Muchas gracias, señor Gato.
GALLO.-
Ratita, -¿te quieres casar conmigo?
RATITA.-
Y por las noches, -¿qué harás?
GALLO.-
Maullar suavemente y cantarte las más hermosas canciones. Y después, dormir y callar.
RATITA.-
Pues contigo, señor gato, me voy a casar.
GATO.-
Entremos en tu casa y hablemos de los planes para la boda, que todo tiene que estar muy bien preparado, para que nada falle.
RATITA.-
Veo que piensas en todo, señor Gato.
GATO.-
No lo sabes tu bien, ratita. Entremos en la casa, querida mí­a.
(Entran ambos en la casa).
RATÓN.-
(Que asoma por un rincón).
Esto no me gusta ni un pelo de gato.
(Sale).
GATO.-
(En off).
Ven aquí­, rata tontorrona. Empecemos por el banquete de bodas… -¿Dónde te has escondido?
(La Ratita sale por la puerta de su casa).
RATITA.-
Socorro, socorro; el gato me quiere comer.
RATÓN.-
Ven aquí­ y escóndete.
(La Ratita se acerca hasta el lugar en el que está el Ratón).
RATÓN.-
Escóndete aquí­ y llama con todas tus fuerzas al gato.
(La Ratita se esconde cerca del Ratón).
RATITA.-
(En off).
-¡Señor Gato!, -¡dese prisa!, -¡que llegamos tarde al banquete!
(El Gato asoma desde la puerta de la casa. El Ratón se esconde también).
GATO.-
Será tontorrona, que aún no se ha dado cuenta de que el banquete es ella.
RATITA.-
(En off).
-¡Señor Gato!, -¡dese prisa!
(El Gato se acerca hasta el lugar en el que se esconden los otros dos).
GATO.-
-¿Dónde te escondes, preciosa mí­a?
(En ese momento, una red sale desde abajo y atrapa al Gato, que intenta escaparse, sin conseguirlo).
GATO.-
Querida Ratita, suéltame de aquí­, si no, no podremos casarnos.
RATITA.-
Con usted señor Gato, no me casaré.
RATÓN.-
Vine a avisarte de que llegaba el gato, pero no me hiciste ni caso.
RATITA.-
Es usted muy valiente, señor Ratón.
RATÓN.-
En la vida hay que ser valiente, si no quieres que te coman los gatos.
RATITA.-
-¿Y no querrí­a usted casarse conmigo?
RATÓN.-
-¿No se supone que tendrí­a que pedirlo yo?
RATITA.-
-¿No dices que hay que ser valiente?
RATÓN.-
Contigo me casaré, Ratita querida… Adiós, señor Gato; ya avisaremos al señor Perro que usted lo está esperando por aquí­.
(Salen la Ratita y el Ratón).
GATO.-
-¡Sardinas podridas!, espero que ese perro esté durmiendo la siesta.
(Escuchamos unos ladridos).
-¡Sardinas!, -¡está despierto!
(Entra el Perro).
PERRO.-
-¡Guau!, te buscaba amigo gato.
GATO.-
Me verás, pero no me cogerás.
(El Gato sale del lugar).
PERRO.-
Te cogeré, ya lo verás.
(Sale en pos del Gato).
(Al rato vuelven a hacer su aparición, el Gato gritando y el Perro ladrando. Entran y salen).
(Entra el Gallo).
GALLO.-
-¡Kikiriki!, esta historia termina aquí­. La Ratita y el Ratón se dieron un beso y fueron felices comiendo queso. Y todos fueron felices…
(Entra el Gato, aún con la red).
GATO.-
-¿Pero qué dices?, yo no soy feliz.
(Sale el Gato. Se escuchan ladridos).
GALLO.-
Es verdad, todos fueron felices, menos el Gato, al que durante un tiempo, tocaron las narices.
-¡Kikiriki!, -¡que ya me fui!
(Sale el Gallo).
Fin




El problema del rey










ESCENA 1

(Salón del trono. Está el REY junto a TOMÁS)
REY: No entiendo porque Manolita no quiso bailar el minué conmigo durante la celebración del solsticio de invierno.
TOMÁS: Sin duda vuestra regia presencia la impresiona tanto que no se atreve a acercarse a vos.
REY: No, no es eso. Siento que me rehuye, y no solo ella: mis súbditos salen corriendo de la cámara cubriendo su nariz cuando llego.
TOMÁS: Vos merecéis algo mas que un par de súbditos cobardes y una mujer que no lo ama.
REY: Siempre he querido casarme con Manolita y un rey debería poder casarse con quién quisiera
TOMÁS: Hasta un rey debe asumir el desdén de una mujer. Sin duda lady Mercedes será una esposa y una reina más adecuada para vos.
REY: ¡No os tolero que me habléis con ese tono, súbdito!
TOMÁS: (A parte) Si le digo que Manolita no quiere casarse con él por ese apestoso olor que le acompaña por no lavarse nunca seguro que se siente humillado y hace clavar mi cabeza en una pica.
REY: Iré a ver al sabio Faisal para que me de un filtro de amor con el que Manolita caiga rendida a mis regios brazos.
rey

ESCENA 2

(Dependencias de Faisal. (FAISAL y EL REY)
REY: Sabio Faisal, como ya sabréis, hace semanas que pretendo el amor de la joven Manolita, pero ella siempre me rehuye y no quiere bailar el minué conmigo.
FAISAL: Entiendo lo triste de vuestra situación, majestad…
REY: Vengo a que me deis un filtro de amor con el que cautivar el corazón de la joven Manolita.
FAISAL: Mucho me temo que no podré ayudaros en esta empresa, majestad… No dispongo de ninguna pócima capaz de crear un amor tan fuerte como para pasar por alto vuestro… (se
detiene en seco)
REY: ¿Mi qué, sabio?
FAISAL: Vuestro digno porte, majestad… Tenéis una presencia tan regia que todas las muchachas del reino se sienten intimidadas.
REY: Entonces, ¿qué remedio proponéis?
FAISAL: Un momento, majestad….
(FAISAL se pone a rebuscar entre sus estanterías repletas de frascos con líquidos resplandecientes. Tras tomar dos frascos, se los tiende al rey)
REY: ¿Qué es esto?
FAISAL: Es una pócima mágica, procedente de los hombres antiguos, alteza…. Su nombre es, Agua y Jabón… Esto es el Agua… y esto el Jabón.
REY: Si es una fórmula de los hombres antiguos, no me cabe duda que surtirá un efecto óptimo y lograré al fin mis regios propósitos.
FAISAL: Debéis recordar aplicarlo en vuestro regio cuerpo cada noche, haya luna llena o luna nueva… Es importante que seas constante en su uso, cuando se os acabe, venid a por más.
REY: Gracias, mi leal sabio… Haré que recibáis un regalo como señal de recompensa.
FAISAL: Majestad, me honráis con vuestra generosidad…

ESCENA 3

(Salón de baile del rey. MANOLITA y EL REY)
EL REY: Lady Manolita, os suplico una vez más que esta noche bailéis el minué conmigo
(MANOLITA se siente extrañada ante el buen olor del monarca.)
MANOLITA: Veo que os habéis librado de ese desagradable olor…
EL REY: Sin duda mis enemigos me lanzaron un maleficio para que mis súbditos me rehuyeran, pero el sabio Faisal me ha dado una fórmula ancestral, a base de agua y jabón, para librarme del maleficio. He aplicado esas sustancias en mi cuerpo y ahora soy libre de la maldición.
MANOLITA: Eso me llena de alegría, mi joven rey. Con gusto bailaré el minué con vos esta noche y todas las noches de mi vida como vuestra esposa y reina.
EL REY: Vuestra decisión ha llenado de dicha mi corazón. Bendita la hora que en que apliqué la ancestral fórmula de agua y jabón sobre mi cuerpo.
(Aparece el sabio FAISAL y se dirige al público)
FAISAL: Y vosotros no debéis descuidar vuestra higiene personal recurriendo al agua y al jabón cada día. Aunque la verdadera belleza se encuentra en el interior, como ocurre con este bondadoso rey, es importante tener un cuerpo limpio, ir peinados, arreglados y perfumados para causar buena impresión.

viernes, 14 de julio de 2017

¿COMO INGRESAR A CREA2 DE PORTAL CEIBAL?


OBSERVAMOS EL VIDEO PARA RECORDAR LOS SIGUIENTES PASOS PARA INGRESAR A CREA 2 DESDE PORTAL CEIBAL.

RECUERDA QUE ES MUY IMPORTANTE RECORDAR EL NUMERO DE TU DOCUMENTO DE IDENTIDAD: TU CEDULA TIENE 8 NUMEROS _._ _ _. _ _  _ - _ , POR EJEMPLO 1.234.567 - 8 CUANDO INGRESAS TU USUARIO NO DEBES ESCRIBIR PUNTOS NI GUIONES SOLO NUMEROS.
SUERTE.

Ceibal Cursos: Como acceder a plataforma Crea2




BIENVENIDOS AL BLOG DE CUARTO AÑO!!!

Bienvenidos todos al Blog de los tres CUARTOS ! En este Blog vamos a aprender mucho usando la XO, vamos a jugar, a ver videos, escuchar canciones, compartir trabajos que hacemos en clase, CEIBAL en INGLÉS fotos de paseos o actividades que hacemos en clase o fuera de ella, etc.
Esperamos que puedan aprovechar este recurso y que pongamos muchas ganas para trabajar de una forma más divertida.

¡Mucha suerte!  Las maestras de 4to.


CLUB DE EXPOSITORES . INDIGENAS Y SUS CULTURAS PRECOLOMBINAS


LUEGO DE VISITAR EL MAPI, EN GRUPOS O DE FORMA INDIVIDUAL TRABAJAMOS CON LOS INCAS, MAYAS Y AZTECAS.
OBSERVAMOS VARIOS DOCUMENTALES .


lunes, 14 de noviembre de 2016

OBRA DE TEATRO LOS TRES VAGOS

Los tres vagos
  Autor: José Luis Garcí­a
(Se ilumina la escena y vemos al viejo Rey tumbado en la cama).
REY.-
-¡Ay, qué malito estoy!
(Entran las tres hijos. Deambulan por la habitación sin ver al Rey).
HIJO 1.-
Padre nos ha mandado llamar.
HIJO 2.-
Pero no está.
HIJO 3.-
Luego, no ha venido o se ha ido.
REY.-
Estoy en la cama.
1.-
(Aún no lo ven).
-¿Quién ha dicho eso?
3.-
Alguien desde una cama.
REY.-
Yo, vuestro padre y el Rey.
(Al fin los hijos ven al Rey en la cama).
2.-
-¡Papá!
3.-
Os lo dije: alguien nos hablaba desde una cama.
1.-
-¿Qué te pasa papá?
REY.-
Estoy malito.
2.-
Imposible, siempre has sido “buenito”.
REY.-
Voy a morir.
HIJO 1.-
No puedes papá, eres el Rey.
HIJO 2.-
-¿Cómo vas a morir si estás vivo?
HIJO 3.-
Te protegeremos. Dinos quién quiere matarte.
REY.-
Voy a morir y ya sé que los tres sois igual de bobos.
1.-
Pero papá.
2.-
-¡Papá!
REY.-
Chitón.
3.-
Papá.
REY.-
-¡Callaos! Ahora necesito saber cuál de vosotros tres es el más vago.
1.-
-¿Qué es un vago?
2.-
Un gandul.
3.-
El que no da palo al agua.
1.-
-¿Para qué darle un palo al agua?
REY.-
-¡Callad! El más vago de vosotros me sucederá y será Rey.
1.-
Padre, entonces el reino es mí­o. Soy tan vago que si me acuesto a dormir en el patio y comienza a llover, no me levanto aunque me empape hasta los huesos.
2.-
Eso es una bobada. El reino me pertenece a mí­, pues soy tan vago que cuando estoy sentado al fuego para calentarme, prefiero quemarme los pies antes de retirar las piernas.
3.-
Eso no es ser vago, es ser bobo. El reino es mí­o.
2.-
-¿Por qué?
3.-
Porque soy tan vago que si me fueran a ahorcar y alguien me diese un cuchillo para cortar la soga, antes me dejarí­a colgar que levantar la mano hasta la soga.
REY.-
Tú has alcanzado el máximo grado. Tú serás Rey.
2.-
Pero papá.
1.-
-¡Papá, papá!
REY.-
-¡Chitón! La decisión está tomada. Marchaos que quiero dormir.
3.-
Tus deseos son órdenes.
2.-
Eres un pelota.
3.-
Y tú un envidioso.
1.-
Y tú un cara huevo.
REY.-
-¡Marchaos! Y apagad la luz al salir.
(Salen los tres hijos).
REY.-
-¿Por qué no habré tenido una hija?
(Se oscurece la escena).
FIN

GUION TEATRAL LOS TRES PERROS

Título: Tres perros y un gato. Autor: Alan Rejón
Escenografía: Un callejón, con algunos botes de basura.

Personajes:
Perro Dóberman (Voz fuerte y babeando)
Perro Akita (Orgulloso y callado)
Perro Chihuahua (Tembloroso, habla cantadito)
Perro Vagabundo (Perro/gato)

Introducción: Un día como cualquier otro 3 perros amigos paseaban por el callejón buscando algo para comer, mientras se acercaban a los botes de basura vieron a lo lejos a otro de sus amigos, un perro algo raro (flaco y con poco cabello, el perro vagabundo) al que llevaban meses sin ver… Bueno, excepto por el Chihuahua quien tendría un chimes que contarles.

Chihuahua: Oigan, oigan, adivinen qué me contaron del vagabundo.
Dóberman: No sé, dinos. 
Chihuhua: ¡El pobre enloqueció y se cree un gato!
Akita: ¿Estás seguro? Yo creo que sólo son habladurías de la gente.
Chihuahua: Pues seguro, seguro, no pero…
Dóberman: (interrumpiendo) Pues vamos a ver, llamémosle.
Akita: Si es cierto no hay que burlarse de él, hay que ayudarle.
Chihuahua: Claro, claro.
Dóberman: ¡Hey vagabundo, ven!

(Vagabundo los mira y corre hacia ellos.)

Vagabundo: ¡Amigos, tiempo sin verlos!
Akita: Sí, mucho tiempo, para ser sinceros te hablamos para saber si es cierto algo que han estado diciendo de ti.
Vagabundo: ¿Qué cosa?
Akita: Pues… 
Dóberman: (interrumpiendo) Que te crees un gato… 
Vagabundo: Jajaja, claro que no me creo un gato… 
Akita: Eso creí… 
Vagabundo: ¡Soy un gato! Miren como hago Miau
Chihuahua: No lo puedo creer. 
Dóberman: Claro que no eres un gato. 
Vagabundo: Sí lo soy mira como digo Miau
Akita: Amigo no eres un gato y te lo podemos demostrar. 
Vagabundo: ¿Cómo? 
Akita: Bueno, para empezar si fueras un gato nosotros te perseguiríamos y no lo hacemos. 
Vagabundo: Eso es porque soy un gato rudo, mira como hago Miau (con voz ruda) 
Chihuahua: Eso no demuestra nada, si fueras un gato te gustaría el pescado y no te gusta. 
Vagabundo: Bueno, lo que pasa es que soy un gato vegetariano, mira como hago Miau (con voz elegante y chupándose los dedos) 
Dóberman: No, no, no, si fueras un gato podrías trepar a los árboles y estoy seguro que no puedes. 
Vagabundo: Claro que no puedo y eso es porque soy un gato pesado, sólo mira como hago Miau (voz pesada) 
Akita: Si fueras un gato serias flexible y podrías lavarte a ti mismo con la lengua. 
Vagabundo: Claro que puedo, miren. (Improvisa movimientos gatunos) 
Chihuahua: ¡Santos caninos!
Dóberman: Esto es muy perturbador. 
Akita: Ok, ok eres un gato pero deja de hacer eso. 
Vagabundo: ¿Ven? Soy un gato y digo Miau
Dóberman: ¿Cómo aprendiste a hacer eso?
Vagabundo: Yoga. 

Fin.

martes, 25 de octubre de 2016

TALLER DE TEATRO



4to año participa del taller de TEATRO junto a la profesora Fernanda.



El León que no sabí­a rugir
Autora: Isabel Tapiador
(Entra en escena una pelota, botando aquí­ y allá, oí­mos voces, son el perro Bruno y el gato Nicasio)
BRUNO.-
-¡Quita!
NICASIO.-
-¡Quita tú!
BRUNO.-
-¡Déjame pasar!
NICASIO.-
-¡Déjame tu!
(Entra Bruno)
BRUNO.-
-¡La tengo, la tengo, la tengo…!
(Coge la pelota con la boca)
-¡-¡La tengo!!
(Entra Nicasio)
NICASIO.-
-¡Me has hecho trampa!
BRUNO.-
(Con la pelota en la boca)
-¡De efo nada, de he ganado dimpiamedte!
NICASIO.-
-¡Que no!
BRUNO.-
-¡Que fí­!
NICASIO.-
-¡Que no!
BRUNO.-
-¡Que fí­!
(Están en éstas, cuando aparece un leoncito, Roberto, en un extremo y se queda mirándoles, el gato le ve)
NICASIO.-
-¡Ahí­ va! -¡Un gato roquero!
BRUNO.-
Y yo voy y me lo creo. -¡Me quiedez quitad da pedota!
NICASIO.-
-¡Cuidado, que se lanza!
BRUNO.-
(Se le cae la pelota de la boca, Nicasio aprovecha para esconderla)
-¡Ay, mi madre! -¡Ahí­ va! Nunca habí­a visto un gato roquero.
ROBERTO.-
-¡Yo no soy eso!
NICASIO.-
Pues tienes toda la pinta.
BRUNO.-
-¡Menudo melenudo!
ROBERTO.-
-¡Que yo no soy eso!
NICASIO.-
Bueno, -¿y entonces qué eres?
ROBERTO.-
(Muy orgulloso)
-¡Soy un león!
BRUNO.-
-¡Ay, mi madre!
(Pretende salir corriendo, pero choca de inmediato con el gato, que se bambolea, el perro cae, asoma la cabeza)
-¡Huye, huye, tú que puedes!
NICASIO.-
(Todaví­a mareado)
-¿Pero estás bobo, no ves que es un pequeñajo?
(Bruno se levanta)
ROBERTO.-
-¡No soy un pequeñajo, soy un pequeño león!
BRUNO.-
-¡Ay, mi madre!
(Pretende huir, vuelve a chocar con el gato, que se bambolea, el perro cae)




NICASIO.-
Este perro está lelo, lelo, lelo…
(Dice esto a ritmo de su bamboleo)
BRUNO.-
(Desde el suelo, levantándose)
-¡Ay, qué vida tan dura la del perro!
NICASIO.-
-¡No te digo!
ROBERTO.-
-¡Yo no he dicho nada!
BRUNO.-
(De los golpes, no se acuerda de nada, ve al león)
-¡Mira, Nicasio, un gato roquero!
NICASIO.-
-¡No te digo! -¡Despierta, Bruno, que llevamos con esto media hora!
BRUNO.-
(Mira al gato y al león)
-¡Ah, ya me acuerdo, es un león!
(Se esconde detrás del gato)
NICASIO.-
-¡No te digo! A ver, pequeñajo, demuestra que eres lo que dices que eres.
ROBERTO.-
-¿Y, y, y… y yo por qué? Demuéstralo tu.
NICASIO.-
-¡Anda, qué genio el pequeñajo! Muy bien, tú lo has querido. -¡Quita Bruno!
Yo soy un gato, el gato Nicasio, y maúllo y maúllo como hacen todos los gatos.
(Dicho esto, comienza a maullar, flojito, más fuerte, en tono amenazante para asustar a Roberto)
ROBERTO.-
-¡Ay!
BRUNO.-
-¡Ay!
NICASIO.-
(Muy orgulloso, lamiéndose y acicalándose)
Ya lo has visto, un verdadero gato. Y ahora te toca a ti, pequeñajo.
ROBERTO.-
-¡Que no soy pequeñajo!
BRUNO.-
-¡No le enfades, Nicasio!
ROBERTO.-
-¡Le toca a él, le toca a él!
BRUNO.-
-¿Por qué no me habré quedado calladito?
NICASIO.-
Sin problemas. Tu turno, Bruno.
(El perro no se mueve del sitio)
-¡Tu turno, Bruno!
(Le arrastra hasta el centro)
BRUNO.-
Bueno…esto…-¿todos tranquilos, eh?
ROBERTO.-
Vale.
BRUNO.-
Yo soy un perro, el perro Bruno, y ladro y aúllo como hacen todos los perros.
(Comienza a ladrar educadamente, Roberto se rí­e)
NICASIO.-
-¡No te digo! -¡Ponle más emoción, Bruno!
(Bruno se anima, ladra, gruñe y aúlla intentando asustar a Roberto)
ROBERTO.-
-¡Ay!
NICASIO.-
Y ahora, tu turno.
BRUNO.-
(Que se ha envalentonado)
-¡Eso, eso, tu turno!
(El leoncito duda, remolonea)
NICASIO.-
-¡Buah, éste ni es león ni es nada!
BRUNO.-
-¡Eso, eso, ni es nada!
ROBERTO.-
-¡Claro que soy un león, y te lo voy a demostrar!
NICASIO.-
-¡Adelante!
BRUNO.-
-¡Adelante!
ROBERTO.-
(Muy erguido y orgulloso)
Yo soy un león, el león Roberto, y rujo y rujo como hacen todos los leones.
(Perro y gato se miran)
NICASIO.-
-¡Adelante!
BRUNO.-
-¡Adelante!
ROBERTO.-
(Todaví­a más erguido y orgulloso)
Yo soy un león, el león Roberto, y rujo y rujo como hacen todos los leones.
(Intenta rugir, lo intenta y lo intenta para al final conseguir un “-¡burf!”, perro y gato se miran y estallan en risas)
BRUNO.-
-¡Ji, ji, ji, que me parto!
NICASIO.-
-¡Vaya un león de chichinabo!
ROBERTO.-
-¡No os riáis de mí­, soy un león de verdad!
NICASIO.-
-¡Adelante!
BRUNO.-
-¡Adelante!
(El leoncito lo vuelve a intentar, pero sólo consigue otro “-¡burf!”, perro y gato se miran y estallan en risas)
NICASIO.-
-¡Que me mondo!
BRUNO.-
-¡Que me mondo lirondo!
ROBERTO.-
-¡Ya está bien, ahora vais a ver!
(Gato y perro le miran sin confianza ninguna, apoyados el uno en el otro, están agotados de tanto reirse)
(Roberto vuelve a intentarlo, de repente un gran rugido lo llena todo, gato y perro dan un salto del susto y se alejan todo lo que pueden del pequeño león)
NICASIO/BRUNO.-
-¡Ay, mi madre!
(Roberto se ha quedado inmóvil, asombrado, vuelve a intentarlo y de nuevo un gran rugido lo llena todo)
BRUNO.-
-¿Nos vamos, Nicasio?
NICASIO.-
Nos vamos, Bruno.
BRUNO.-
-¡Un placer!
NICASIO.-
-¡Encantado!
(Salen por patas, ladrando y maullando)
ROBERTO.-
-¡Lo he conseguido, lo he conseguido!
(Se oye otro gran rugido, Roberto se queda inmóvil, mirando al público, entra su padre, Nicolás, un estupendo león)
NICOLÁS.-
Pero Roberto, hijo, -¿no te he dicho que eres muy pequeño para poder rugir?
ROBERTO.-
Entoces, -¿has sido tú, papá?
NICOLÁS.-
Claro, esos listillos se estaban poniendo muy pesados, que se metan con uno de su tamaño.
ROBERTO.-
-¡Eso!
NICOLÁS.-
Pero mi pequeñí­n es el más valiente, no se ha dejado asustar.
ROBERTO.-
-¡Eso, y cuando sea mayor rugiré y rugiré y nadie se meterá conmigo!
NICOLÁS.-
-¡Eso es! Y ahora vamos a comer para que te pongas fuerte .
ROBERTO.-
Sí­. -¡Mira papá, una pelota!
NICOLÁS.-
Seguro que es un premio por ser tan valiente.
ROBERTO.-
-¡Después de comer podemos jugar!
NICOLÁS.-
Claro que sí­.
ROBERTO.-
-¡Cómo mola!
(Salen de escena)

(Entran sigilosamente perro y gato)
BRUNO.-
Se ha llevado nuestra pelota.
NICASIO.-
Bueno, es el rey de la selva.
BRUNO.-
-¿Pero esto es la selva?
NICASIO.-
Pues debe ser.
BRUNO.-
Pues yo he pasado antes por delante de un supermercado.
NICASIO.-
Y yo.
(Se oye otro gran rugido)
BRUNO/NICASIO.-
-¡Ay, mi madre!
(Al público)
-¡Nos vemos!
(Se miran)
-¡Nos vamos!
(Salen de escena, maullando y ladrando)

FIN




OTRA OBRA

escuela07

Introducción:

El niño Pierre se encuentra leyendo cuentos en http://miscuentosdeterror.com y jugando alegremente en una habitación llena de juguetes por el suelo, la cama sin hacer, los libros por todas partes, ropa fuera de su sitio, etc. De repente, su madre entra en la habitación y se pone a mirar alrededor enfadada.

Guión:

Escena 1

Madre: (con tono enfadado)
– Pero Pierre, ¿has visto cómo tienes esto? Más te vale recogerlo hijo, un día te va a comer tanto desorden.
Pierre:
– ¿Qué dices mamá? Tampoco pasa nada… es mi habitación y yo estoy así a gusto – su madre le echa una mirada asesina que le hace ver que está yendo demasiado lejos.– De acuerdo, luego la recogeré.
Madre: (amenazante)
– Que no tenga que verla así de nuevo Pierre. Te aviso de que vamos a comer en 5 minutos.
Pierre:
-Sí, mamá.

Narrador:

La madre de Pierre sale de la habitación y Pierre se ríe un poco de que su madre piense que va a recoger. Se levanta dejándolo todo tal cual y sale también de la habitación.

Escena 2

Narrador:
Pierre, su madre y su hermano mayor adolescente Darío se encuentran en la cocina comiendo. 
Darío: (con todo un tanto malvado)
– Me ha dicho mamá que tienes la habitación como una leonera. – Pierre hace como que no oye lo que dice su hermano – Sí, ignórame pero te voy a decir una cosa. Cuando un niño empieza a descuidar mucho su habitación dejando todas las cosas desordenadas acaba formándose un monstruo. Le llaman el monstruo de la basura y cuando es muy poderoso acaba comiéndose al niño que duerme en esa habitación.
Narrador:
Mientras su hermano dice esto, Pierre ha estado haciendo que le ignoraba sin mirarle, pero su cara se ha teñido con algo de miedo sin poder evitarlo.
Madre:
– ¡Darío no asustes a tu hermano! – ahora continua dirigiéndose a Pierre – Hijo, lo que dice tu hermano es solo una broma, no existen tales monstruos. Pero como no recojas ese desastre, te prometo que tendrás un buen castigo.
Pierre:
– ¡No tengo ningún miedo! – pero su rostro traiciona sus palabras. – Ya he acabado mamá, me voy a la habitación. – sin más Pierre salta de la mesa y se dirige fuera de escena.
Madre:
– ¡Pierre! …Este niño nunca recoge, ni siquiera su propio plato. ¡Pierre te has ido sin recoger tu plato! – no obtiene respuesta y se queda mirando al lugar por el que se ha ido Pierre enfadada mientras Darío la mira con expresión algo divertida.

Escena 3

Narrador:
Pierre se encuentra de nuevo en su habitación jugando, la habitación en el mismo estado desastroso. De repente, oye un ruido y se dirige asustado a mirar qué puede ser. Levanta unos juguetes y ve que no es nada. Sigue jugando, pero al poco tiempo vuelve a detectar algo y se da la vuelta despacio pensando que va a encontrar algo detrás de sí. Una vez más, no hay nada.
Pierre: (enfadado y para sí)
– Ese idiota Darío, metiéndome miedo con sus cuentos.
Narrador:
Pierre busca entre uno de los montones y saca unos cascos, se los pone y sigue jugando despreocupadamente. Mientras detrás de el se puede ver como unos montones se ropa y otras cosas se van moviendo lentamente y uniéndose sin que Pierre se de cuenta de nada.

Escena 4

Narrador:
De nuevo en la cocina se encuentran Pierre, Darío y su madre comiendo de nuevo.
Madre:
– Pierre, ¿has hecho lo que te dije ayer?
Pierre: (nervioso, mira hacia todas partes intentando encontrar palabras con las que librarse del enfado de su madre)
– Ehh… pues… estoy en ello mamá.

Madre: (mira a Pierre fijamente y con el ceño fruncido)
– Después iré a ver si lo has hecho Pierre… será mejor que hayas recogido todo.
Darío: (mientras mira divertido la escena, le divierte que su madre regañe a Pierre)
– Eso será si no se lo come antes el monstruo de la basura. – mira fijamente a Pierre fingiendo estar muy serio – En cualquier momento saltará sobre ti y… ¡ham! – dice mientras con la mano hace como si fueran unas fauces atrapando algo.
Narrador:
Pierre se queda mirando esa mano que simula unas fauces con cara aterrorizada por un momento, pero en seguida gira la cabeza haciéndose el digno y cruzándose de brazos.
Pierre:
– ¡No soy un bebé para que me asustes con esa tontería!
Madre:
– Darío, hijo, te he dicho que no le digas esas cosas a tu hermano.
Darío: (falsamente arrepentido)
– Está bien mamá.
Narrador:
Pierre mientras mira a su hermano con el ceño fruncido, come rápidamente y se va tal como hizo la primera vez, sin recoger nada.
Madre:
– ¡Pie…! – recapacita – En fin, da igual, este chico no tiene remedio. – dirigiéndose de nuevo a Darío – No vuelvas a decirle esas cosas, que lo estás aterrorizando.
Darío: (riendo)
– Si estuviera aterrorizado ya habría recogido sus cosas, ¿no?
Narrador:
Su madre no contesta pero le echa una mirada fulminante que le hace saber que no está de acuerdo con eso.

Escena 5

Narrador:
Pierre vuelve a su habitación, el montón que antes había empezado a formarse ya es bastante grande, pero no se da cuenta debido a cómo está todo de desordenado. Sigue jugando despreocupadamente con los cascos sin ver que la forma ha empezado a levantarse y acercarse a el poco a poco. Es una especie de monstruo formado por mucha ropa y algunas cosas, de unos 2 metros de altura. Se acerca por detrás de Pierre, lentamente. De repente Pierre se gira y ve la inmensa mole de desorden y se pone las manos sobre la boca aterrorizado mientras da unos pasos hacia a atrás.
Pierre:
– Pero, pero, pe… tú no existes.
Monstruo: (riendo)
– Ja ja ja ja… No existía, pero tú me has creado, porque tenías miedo de mí. Poco a poco gracias a eso he ido cogiendo forma… gracias a tu miedo o tu desorden. Uno me da dado el cuerpo y el otro la vida.
Pierre: (completamente aterrorizado, mirando con los ojos como platos al monstruo y retrocediendo hasta que ya no puede más)
– ¡Por favor, no me comas! Prometo que recogeré todo, ¡lo juro!
Monstruo:
– Ya es demasiado tarde, niño.
Narrador:
El monstruo se abalanza sobre el niño y lo cubre con todas esas cosas que Pierre tenía tiradas de cualquier manera por la habitación. Se cierra el telón.